Un breve apunte sobre El Loco.


Si consideramos el Tarot como una suerte de viaje espiritual por cada uno de los lances de nuestra vida (y por ella misma en sentido global), veremos cómo El Loco es el aventurero que inicia dicho viaje, lo recorre mal o bien o regular y trata de concluirlo del mejor, del más regular o incluso del peor modo posible.

En nuestra tradición aritmética moderna, debemos la existencia del cero a la cultura india: llamáronle shunya en aquél su origen. Su primera aparición conocida se fecha en 810, en la obra «Tratado de la adición y la sustracción mediante el cálculo de los indios», debida a Abu Ja'far Mujammad ibn Musa, matemático, astrónomo y geógrafo persa, adscrito a la religión musulmana chií y que vivió aproximadamente entre 780 y 850.

Para muchas escuelas hinduistas y budistas, de hecho, shunya eslo real”, “lo primero y último”, la “esencia del ser” anterior a la “existencia del ser”. Entendida de este modo, la nada adquiere una entidad real, en tanto que no se puede concebir el ser sin haber concebido antes su negación. A un nivel más pragmático, además, ¿acaso no nos valemos del cero para realizar complejas operaciones matemáticas que cargan en sí mismas cifras enormes? Ese es el inmenso valor pragmático del cero. Condensar en un símbolo que significa “nada” enormes cantidades de “algo”, hasta alcanzar el “todo” o, al menos, su idea más aproximada. Aplicad al Tarot Evolutivo este principio matemático tan sencillo y descubriréis que El Loco, siendo “nada”, parte hacia un camino que le puede llevar al “todo”, independientemente del color moral de ese todo alcanzable.

Desprovisto de numeración o numerado con el cero, este arcano representa, pues, lo que tiene la cualidad de ser, pero está por ser. Es el representante de las posibilidades vitales, espirituales y mundanas que se pueden presentar en la medida en que uno actúa en su vida. El símbolo del cero, un círculo continuo que evoca el concepto de ciclo sin origen ni fin conocido, de ciclo cerrado en sí mismo, de inexistencia y de eternidad, representa una nada que no es pasiva, sino que activa en tanto que primer paso hacia la primera solidez de la realidad activa representada por el número uno.

En nuestra disciplina, ese “uno” es el arcano del Mago, cuyo buen titular podría ser el de “Inicio”.

Y el del Loco, “Búsqueda”. Búsqueda de lo real, activada en su inicio por El Mago, personaje de manos y mente activas. Para este arcano, para El Loco, en efecto, todo cambio es posible. Todo avance o retroceso es factible. Todo ciclo evolutivo o involutivo es alcanzable.

Y: apreciad que, si éste es el único arcano sin número en todo el Tarot, podemos relacionarlo íntimamente con otro único arcano que presenta una única característica propia similar a la de El Loco en cuanto a su nomenclatura: La Muerte, esto es, el Arcano sin Nombre. Un arcano sin número, un arcano sin nombre… El Loco, el hombre; su destino, La Muerte. El movimiento del loco ser humano hacia un cambio de ciclo tras otro: el que nos lleve a una nueva relación de pareja, a un nuevo empleo, a una nueva auto consideración o –quien sabe- a un nuevo plano de existencia más allá de este tan humano y terrenal que nos ocupa.