Llegó Neptuno.


Neptuno, octavo planeta de nuestro Sistema Solar, es nuestra referencia astral de mayor poder espiritual y transpersonal. Está relacionado con el psiquismo profundo: su influencia nos impele a la fusión con el todo del que cada uno de nosotros forma parte, nos abre las puertas de lo onírico, acerba nuestra sensibilidad. Romance, fantasía, sueños, imaginación…
Ahora bien: siendo que Neptuno entró en Piscis, todo ese cuerpo conceptual que acarrea el planeta se torna dual. En Piscis, un pez nada a contra corriente y el otro se deja arrastrar por ella. Estaremos, pues, predispuestos a abrirnos emocionalmente, a buscar refugio en lo espiritual, tanto colectiva como individualmente. Y a todo lo contrario. El otro pez de Piscis, el ligado a Dionisio, nos orienta hacia la psicosis… Alcohol, drogas, adicciones, mentiras, trampas, acciones deshonestas… Es una situación muy propensa a brotes de violencia psicótica como el que subyace en la masacre de Noruega. Y más aún siendo que Urano está en Aries (violencia y locura); y Plutón en Capricornio: destrucción violenta de todo tipo de estructuras.
Debemos tener siempre claro que poseemos una poderosa arma como especie: el cerebro. Es ésta una herramienta a medio camino entre nuestra dualidad homínida y humana. ¿Cuántas veces, ante un hecho “sobrenatural”, decimos “No me cabe en la cabeza” o “No lo creo, está fuera de toda lógica”? Y nos cerramos en banda y seguimos viviendo esclavos de nuestro desconocimiento de lo transcendental.
En cambio, no debe ser así, sino al contrario… Adecuadamente informado, el cerebro nos permite comprender y, a continuación, actuar. Es un mecanismo simple y sencillo, pero de gran poder.
Por eso, a quienes digan que estas influencias planetarias son un absurdo, les sugiero: proveed a vuestra mente de datos nuevos. Leed. Documentaos. Aprended. En la vida nos regimos mediante conceptos aprendidos que “programan” nuestra mente sin ir más allá de ella. Pero podemos aprender nuevas formas de entendernos como seres individuales y como miembros de la colectividad humana. Y esas nuevas realidades nos harán cavilar y entender, y entendiendo aprobaremos, y aprobando esa nueva información, romperemos el bloqueo de la mente a todo ello y de ahí pasaremos a conectar con nuestro cuerpo emocional, con nuestra alma, con nuestra energía espiritual más divina y blanca, más iluminada.
Es decir: que podemos conectar con nuestro otro lado, el espiritual, a través de la más poderosa arma que como especie homínida poseemos: la mente.
Suponed que entre nuestra condición mamífera y nuestra condición divina estuviese el cerebro a guisa de puerta o pasaje. Bastará para abrirla de par en par con tener la llave adecuada. Y esa llave la da el conocimiento.
Sabiendo qué son y qué suponen Neptuno y Piscis, aunque sea de manera ligera o fundamental, podremos escoger qué comportamiento queremos para nuestra existencia. Hacia qué tender. Y de que alejarnos. Así, lo consciente y lo inconsciente; el cuerpo físico y el espiritual, lo físico y lo metafísico, se reencuentran gracias al poder de una mente sana en tanto que bien documentada.
Y esa es, precisamente, una de las bases de mi trabajo en Tarot Evolutivo.