El apego.


Si buceásemos en las profundas aguas de nuestra realidad egoica buscando los motivos de nuestros sufrimientos, encontraríamos uno muy principal: el apego. Un estado psicoemocional que nos impele a vincularnos compulsivamente con una realidad determinada, en la creencia de que sin vivir en esa realidad, no nos es posible lograr la Felicidad.
Así, nuestra propia mente nos dice: “No puedes ser feliz si no tienes esto o lo otro”; “si tal persona no te ama”; “si no tienes un trabajo seguro”; “si no tienes dinero”; “si estás solo”; “si los otros actúan así o asá contigo…”.
“No puedes ser feliz si....”.
Muchos de mis consultantes llaman angustiados por sus dificultades en disolver sus apegos a realidades amorosas positivas, pero que ya no existen como tales en sus vidas… Una incapacidad que les atrapa en un estancamiento doloroso e insatisfactorio. A mi Tarot llegan muchas personas que, buscando el Amor, intentan recuperarlo en brazos de antiguos amantes. Guiados por el apego a un esquema relacional que antaño fue válido, buscan recuperar el amor perdido con una persona del pasado.
Y su mente les dice: “Fuiste feliz estando con XXX… ¡Recupéralo!”.
Sus dificultades empiezan a desaparecer cuando mis Arcanos les indican que, para avanzar en su vida, deben “soltar lastre” y deshacerse de lo viejo, logrando así liberarse de los males que su enganche a cualquier realidad ya caduca les reporta. ¡Cuando nuestra realidad cambia, sólo quien es capaz de dejar atrás lo viejo no se queda rezagado en la senda hacia la Autorrealización y Felicidad más absolutas!
En contra de lo que nuestra cultura nos enseña, nuestra vida no se organiza en estructuras estáticas y permanentes, sino que se compone de ciclos evolutivos. ¿De fracaso y de éxito? Desde luego. Pero a un nivel más profundo y equilibrado, aquí hablamos de ciclos de aprendizaje. Es un proceso tan natural como inexorable.
Cuando uno de esos ciclos se completa y todo lo construido en él se derrumba, nuestro ser más íntimo se fragmenta en una difícil dualidad: de un lado lo que tenemos, de otro lo que deseamos tener (esto es, lo que tuvimos y queremos seguir teniendo). Se rompe nuestra relación de pareja, perdemos un trabajo, pasamos una crisis cualesquiera y nos fragmentamos en lo más íntimo, cayendo en un estado de dolor y angustia, insatisfacción y miedo…
Diréis: “Es lógico. Es natural”. Y sí, pero…
Pero la mente, a caballo del apego, nos hace incapaces de asumir la pérdida y nuestra vida se convierte en una desesperante zozobra. Esa fragmentación del ser íntimo puede ser reconducida hacia la recuperación de la unidad de nuestro ser. Si algo bueno se acaba, podemos tener fe en buscar algo mejor, pues mejores seremos nosotros mismos una vez aceptada la pérdida, digerida y superada en clave de Luz.
¿Cómo hacerlo? Aprendiendo a reconocer la lección evolutiva que cada lance vital nos determina. El poder de nuestra mente nos aporta la sabiduría necesaria para aprender una nueva lección de nuestro “fracaso” y seguir adelante mejorados y sin mirar atrás. El poder de nuestra alma nos aporta la Luz necesaria para sanar las heridas del ego producidas por el “fracaso” que nos supone el derrumbe de nuestra estructura vital y, a través del perdón compasivo a uno mismo y a los implicados en el “fracaso”, seguir adelante mejorados y sin mirar atrás. Sin acritud ni odios. Sin rencor ni rencillas para con nadie, incluidos nosotros mismos. Cortar los lazos del pasado y limpiar sus efectos negativos en cuerpo, mente y alma...
Para ser nosotros mismos los redactores de nuestro destino, pues, es preciso aplicar un control mental que nos permita eliminar toda aquella dependencia emocional causante de dolor y frustración, limpiando nuestra alma de oscuridad y desbloqueando su Luz natural originaria, que no es otra que la Luz del Amor. De no contar con ese control mental, nuestra conducta y reactividad emocional dependerá de que “cumplamos” con el modelo de vida al que permanecemos anclados a través del apego.
¡Nosotros mismos, desde el descontrol de nuestra mente, podemos llegar a ser nuestros peores enemigos!
Piensa esto: si vives adscrito al apego, la infelicidad estará en ti, la llevarás dentro y la alimentarás tú. Tu mente está programada para generarla a través del apego. Puedes ser esclavo de tus propias creencias, te tiranizan porque consideras lógico y “normal” pensar así (incluso “natural”), y vivir desde esos pensamientos negativos. Preocupaciones, ataduras, miedos, inseguridades, sentimientos de culpa… Toda esa maleza conceptual recubre el muro que tu propia mente ha levantado entre tú y la Felicidad, y te impide verlo.
Ese muro es el apego.
Derriba ese muro. Siempre hay algo que aprender. Siempre hay una razón positiva para cada una de las situaciones de nuestra vida. Y ninguna realidad es inmutable. Ni siquiera nosotros mismos lo somos. Podemos realizar un trabajo consciente y ordenado que nos lleve a liberarnos de las ataduras del pasado y así, ligeros de equipaje, continuar nuestro viaje por la vida en pos de un nuevo amanecer.
¡Y decidir así si vamos o no a ser felices!